domingo, 21 de diciembre de 2008

ASÍ TERMINAMOS EL 2008





CON UN BRINDIS DE MATE Y LUCHANDO POR NUESTROS DERECHOS, PORQUE NO DEJAMOS QUE NADIE NOS PISE, PORQUE CREEMOS QUE LAS COSAS PUEDEN CAMBIAR Y SER MEJORES.
TENEMOS MUCHAS GANAS DE SEGUIR ADELANTE, TODOS AQUELLOS QUE QUIERAN TRABAJAR Y SUMARSE A ESTA LOCURA QUE ES AMIGOS ANONIMOS. BIENVENIDOS!!!



martes, 9 de diciembre de 2008

EL MOVIMIENTO NACIONAL (MO.NA.C.) VA A LA MARCHA VIERNES 12 A LAS 15:00HS

foto sacada: parque las heras viernes 05/12/2008

“Un ave sin alas quiere volar en libertad”
Cada uno de nosotros es un ave que no tiene alas porque el Estado se las ha cortado, sin embargo nuestro proyecto, nuestra idea, nuestro objetivo es volar, es crecer, es avanzar, construir el camino para romper las cadenas que nos condenan, nos oprimen y nos imponen y así encontrar nuestra libertad.

Esta frase fue desarrollada en el taller del viernes 5 de diciembre con un grupo de chicos y jóvenes en situación de calle para manifestar sus ideas. El taller se viene desarrollando hace 7 años donde participaron más de 200 chicos y jóvenes.
Una vez más nuestros chicos son condenados, acusados de la inseguridad, siendo ellos las únicas víctimas de este sistema de exclusión que nos lleva a un futuro incierto donde el único camino posible es la baja de imputabilidad. Es por eso que nosotros como grupo le decimos BASTA con propuestas genuinas que no son escuchadas, también le exigimos al Estado que se ocupe, de una vez por todas, haciendo efectiva la plena aplicación de los derechos (Convención sobre los derechos del niño).
Entendemos que un país con pibes con hambre, sin vivienda, sin educación, sin salud, no tiene salida.
Porque los pibes son presente y futuro, hoy es el momento para que tomes conciencia.


Prensa: 1562064260

para mas informacion: ongmigosanonimos@yahoo.com.ar

lunes, 1 de diciembre de 2008

DIA INTERNACIONAL DE LUCHA CONTRA EL SIDA

SOLO POR SER DOS PIBES POBRES




Son dos pibes pobres, los hermanos Guilllermo y Gustavo Aguilera. Están presos en el penal de Saavedra (a 600 km. de su casa) desde hace tres años. Los acusaron de haber robado en un predio de Gendarmería. Allanaron su vivienda varios hombres armados y de civil. Creyendo que los estaban robando, uno de los hermanos se defendió con un escopetazo que hirió a un policía sin gravedad alguna. Los dos hermanos y otro vecino fueron llevados a la Brigada de La Matanza. Las torturas (que los legitimadores llaman apremios) sobre los tres detenidos, desgastaron al vecino, que, amenazado, imputó a los dos hermanos el crimen de otro policía ocurrido en el barrio seis meses antes del mentado robo.
Aislados de su familia, fueron traídos a juicio oral y público ante el Tribunal Oral N° 4 de La Matanza, donde se realizó un trámite tan extraño como la acusación: testigos claves que no declararon; otros que lo hicieron previo desalojar la sala, incluyendo a los propios imputados; imposibilidad de reveer declaraciones incriminatorias que evidenciaban las irregularidades producto de las torturas; confesiones armadas desde una defensa oficial que soslayó cualquier explicación, prestando más atención a presuntas rebajas de pena que a negar la autoría y desentrañar la verdad. Esas son algunas de las características que tuvo el enjuiciamiento. Pese a que ninguno de los testigos presenciales del hecho (incluídas la esposa y la tía del policía muerto) reconocieron a los hermanos como los autores, y, por el contrario, describieron a otros sujetos (uno de ellos, curiosamente, tenía aspecto de policía, según el testigo que fue desistido por el fiscal y la defensa en la audiencia oral), pese a todo ello, la condena fue de prisión perpetua por homicidio agravado por la condición de policía de la víctima.
Quienes conocen a los hermanos Aguilera, todos de una comunidad semirural de La Matanza, saben de su completa ajenidad e inocencia, y también de su docilidad y vulnerabilidad a las palabras de la autoridad, aspectos todos que los policías que tejieron la trampa tuvieron en cuenta a la hora de vengar el disparo de la noche de la detención, pero sobremanera a la hora de desviar la investigación sobre el homicidio de su camarada, al que, curiosamente, pese a matarlo en su propia casa, no le robaron nada.
El mismo Tribunal que los condenó por el homicidio que no cometieron debe ahora tratar el caso del robo que la policía usó de pantalla. Sugestivamente, este juicio se aplazó, casualmente cuando tomó cuerpo la indignación popular frente a la parodia de juicio que habían realizado.He aquí un ejemplo terriblemente práctico de justicia selectiva, de criminalización de la pobreza. ¿Será que el sistema penal está llamado a encubrir los crímenes de sus agentes para no deslegitimarse socialmente? ¿Será que la institucionalidad democrática se nutre de prácticas dictatoriales? ¿Será que el estado de derecho consagra las formas jurídicas por sobre la verdad?...
O será, simplemente, como reconoció el mismo defensor oficial cuando respondió a las exigencias de los vecinos y familiares de los dos hermanos, que: “estas cosas son normales en La Matanza y nosotros no podemos hacer nada”. A la luz del caso Aguilera; del caso Brian y los otros pibes engarronados por el crimen del ingeniero también producto de un allanamiento en barrios pobres de La Matanza, habrá que creerle al defensor oficial, pero sólo en parte.
A diferencia de los agentes de la institucionalidad cómplice, nosotros podemos hacer y mucho. La de los hermanos Aguilera es una causa emblemática de lucha antirrepresiva.