Terraf: "mi mejor testigo de cargo es Bussi"
El fiscal definió al ex gobernador como un "gran simulador". Reveló que tiene listo su alegato (unas 30 páginas manuscritas). Y confesó que durante la segunda semana del juicio se le erizó la piel. "Sería capaz de pagar para estar en el lugar que me ha tocado".
El fiscal de este histórico juicio está convencido de que Antonio Domingo Bussi es su mejor testigo de cargo, y de que en Tucumán no volaba ni una mosca sin que Luciano Benjamín Menéndez lo supiera. En la intimidad de su casa, Alfredo Terraf confiesa que durante la segunda semana de las audiencias orales y públicas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar se le erizó la piel en tres oportunidades. Entre las hojas manuscritas de su alegato (del que ya ha escrito unas 30 páginas), sus libros y sus cuadros, transcurre la charla con LA GACETA.-
¿Qué opina de la actitud de Bussi durante las audiencias? De su internación, de su llanto, de su declaración, de su postura…
- Gracias a Dios, no nos dejamos convencer con ese informe de seis profesionales que decía que no podía participar. Si nos hubiéramos quedado con eso, hoy la sociedad tucumana no estaría recordando su triste pasado, poniéndolo en el presente y juzgando a dos grandes responsables de ese tiempo vivido. -
¿Por qué cree que se produjo ese informe?
- Creo que los médicos, los psicólogos y los psiquiatras que intervinieron pudieron haber sido engañados por Bussi, porque él es un gran simulador.
- El viernes 8 de agosto, el ex gobernador respondió a 26 preguntas suyas. ¿Le sorprendió que le contestara?
- No. Creo que se sorprendieron aquellos que no estaban preparados para ver a un auténtico Bussi, que se enojó y que habló con claridad. En ese interrogatorio, se lo vio lúcido, y toda la comunidad se dio cuenta de que no era esa persona tan enferma que aparentaba.
- Durante el interrogatorio, usted le preguntó dos veces a Bussi quién ordenó la detención de Guillermo Vargas Aignasse. ¿Qué reflexión le dejó la contestación?
- Ese día conseguí el mejor testigo de cargo para el juicio: Bussi. El me respondió todas las preguntas que yo me había formulado antes de empezar. De a poco, fue entrando en el juego del interrogatorio.
- ¿Cuál es la responsabilidad de Menéndez? ¿Bussi pudo ordenar algo sin que lo supiera su ex superior?
- En Tucumán no volaba un pájaro y no se movía la hoja de un árbol sin que lo supieran Bussi y Menéndez. Hay documentación que prueba que 10 días después de que se produjera el golpe de Estado, el ex comandante del III Cuerpo del Ejército ya estaba recorriendo Tucumán.
- ¿Se le erizó la piel durante algún pasaje de las audiencias?
- Me impactó el testimonio de Angélica del Valle Tula, la mujer que estaba en la casa de Vargas Aignasse cuando lo secuestraron en marzo de 1976, y que durante el juicio desmintió la existencia de una guerra. También me conmocionó la declaración de uno de los hijos de la víctima, quien dijo que busca un lugar donde llorar a su padre. Y, finalmente, me tocó la declaración de Juan Palavecino, el gremialista que vio al ex senador con marcas de la picana eléctrica.
- ¿Qué cree que pasó con Vargas Aignasse?
- En todo momento dije que el doble secuestro no existió. Y el testigo Palavecino ratificó eso cuando relató que el desaparecido le contó que hicieron una pantomima con él en el penal de Villa Urquiza, donde lo cambiaron de auto para llevarlo a la Facultad de Educación Física a fin de torturarlo.
- ¿Considera que el ex gobernador habló de más?
- No. Quisiera que hubiera continuado hablando, porque tenía muchas otras preguntas para hacerle.
- ¿Qué quería preguntarle?
- En el expediente, hay una declaración suya ante el ex juez militar Roque Cabral, a quien le dice que en todo momento era controlado, especialmente por el ex comandante del III Cuerpo. En esa oportunidad, en 1984, Bussi aseguró que Menéndez realizaba visitas periódicas a la provincia cada 15 días. Eso es una prueba de la responsabilidad del otro imputado.
- Bussi planteó que él respetó la independencia de la Justicia. ¿Qué opina de que no le haya dado intervención a un juez durante la detención de la víctima?
- El puede decir muchas cosas, pero aquí se lo está juzgando por lo que hizo, no por lo que dijo. Estoy satisfecho de que se estén realizando las audiencias. Antes de que llegue el juicio de Dios, que llegue el juicio de los hombres.
- ¿Puede adelantar por dónde girarán los alegatos de la defensa?
- No. No imagino cómo los pueden defender. No hubo un sólo testigo, a lo largo de todas las audiencias, que hablara a favor de ellos. Y los peores fueron, justamente, Bussi y Menéndez. El primero, al pronunciarse cómo lo hizo durante el interrogatorio, y el segundo, al asumir toda su responsabilidad.
- En caso de que fuera condenado, ¿cree que Bussi debería ir a una cárcel común?
- Eso se lo voy a contestar después de la sentencia.
- ¿Qué pasaba por su cabeza hace tres décadas?
- Nací el 25 de marzo. Ese día, después del golpe militar, tuve el cumpleaños más triste de mi vida. Pertenezco a una generación que desapareció. En esa época, las malas noticias eran permanentes en la Facultad de Derecho, donde estudiaba. Siempre recuerdo a un compañero que sabía de memoria cómo formaba el equipo de fútbol de la Selección rusa. No tenía nada que ver con la política, pero desapareció…
- ¿Le gusta estar en el lugar que le tocó?
- Soy capaz de pagar para estar aquí este mes. Cuando me llegue el sueldo, debería devolverlo.
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